miércoles, 30 de junio de 2010

55 maneras para obtener mas energía

Si estas cansado todo el tiempo, un cambio en lo que comes (dieta), o lo que haces todo el día (rutina), tal vez lo que necesitas es girar las cosas 180°.

No podrás hacer toda la lista siempre – te cansarías tratando de obtener más energía – pero trata de hacerlo todo para ver que te funciona a ti y a tu horario. Agrega algunos de estos tips a tu rutina diaria, o mézclalos para que no te canses de ellos.

Cambia tus medias para refrescarte. Es un truco asombroso. Lleva un par de medias extras al trabajo, y cámbiatelas a mitad del día (después de comer sería bueno). Te sorprenderás de que tan fresco te sentirás. Este truco es especialmente manejable cuando caminas mucho – como cuando sales al campo con la familia o de compras.

Sube el volumen a lo alto: Estés solo en el trabajo o en una oficina con tus compañeros, una breve canción a buen volumen es una efectiva manera de rechazar el cansancio.
¿En un trabajo al aire libre? !Haz que todos canten! El truco es elegir una canción que todos puedan cantar. El efecto de aumento de energía viene del movimiento de tu cabeza (si es rock) o tu cuerpo y cantar alto. Una canción, 3 minutos. Es un breve aumento de adrenalina que permanece por un rato. Estarás cantándote por el resto del día o la noche, que parece nunca terminar.
Descongestiona tu nariz. Si las alergias tienen tu sinusitis bloqueada, puedes sentirte más cansado y malhumorado. Un poco de medicamento para el descongestionamiento debe liberar tu sinusitis (y tu mente.)
Trabaja con tu reloj interno. A través del día hay flujo y reflujo natural de energía. Comenzamos lento después de despertar, aun con 8 horas de buen dormir. Nuestra energía se eleva a mitad de la mañana, y es natural desear una siesta en la tarde. Obtenemos una segunda pizca energía en la noche temprana, seguida de nuestros puntos más bajos de energía justo antes de dormir. Una vez entiendas que este es el ritmo natural de energía a través del día, puedes trabajar en tus tareas más importantes durante tu horas pico de energía y evitar los festivales de bostezos de las tardes tempranas.

Consigue un pedazo de chocolate. No demasiado, pero si vas a comer algo dulce, que sea chocolate. Obtenemos un zumbido de endorfina del chocolate (sin mencionar el aumento de energía de la pequeña porción de cafeína que el chocolate contiene). El chocolate oscuro contiene más cafeína que chocolate con leche.

Busca una merienda poderosa en las tardes. Una merienda en las tardes de yogurt, bayas y nueces te proveerá un aumento de energía que te sostendrá todo el día.

Una pequeña merienda sana, baja en azúcar, con proteína o fibra, unas horas después del almuerzo te ayuda a terminar el día con fuerzas. Algunas sugerencias:

Nueces mezcladas

Yogurt sin grasa

Manzanas y mantequilla de maní

Batido de bayas (berries)

Trail mix (una merienda combinada de frutas secas, granos, nueces y a veces chocolate)

Barras de granola

Bromea. Un pequeño rumor a mitad del día y bromas aleatorias es una buena técnica para despertar tu mente. Funciona porque reinicia tu mente a pensamientos cero-estres por un rato. La pausa mental por unos minutos te revitalizará.

Come muchas bayas. Especialmente bayas azules, rojas o moradas. Los colores provienen de antocianinas, un antioxidante poderoso que aumenta tu energía. Todos los tipos de bayas son deliciosas y ayudan a combatir la fatiga. Cualquier tipo de bayas contiene toneladas de antocianinas.

Viste colores brillantes. Este truco está relacionado al humor que proyectas a los demás, y el humor recíproco que ellos te devuelven. Si vistes colores oscuros y sobrios proyectaras oscuridad, actitud sobria, y las personas te responderán con una actitud sobria.

Toma un sueñito de poder. Pero hazlo en tu silla. No te acuestes en un sofá o no te volverás a levantar. Que sea breve: 5-10 minutos máximo. Pasarte de tiempo te hará el efecto contrario de noquearte por el resto del día.

Coquetea. Es divertido, no es dañino (mantenlo inocente), y es efectivo. Nada pone a bombear el corazón como un pequeño coqueteo. El amor hace que la sangre fluya. Coquetea para obtener más energía.

Aromaterapia con lavanda. Investigaciones han demostrado que la esencia de lavanda aumenta el estado de alerta. En pruebas expuestas suministraron exámenes de matemática a un grupo de personas 3 minutos después de aromaterapia con lavanda. El grupo completó los exámenes más rápido y preciso después de la aromaterapia.

Despierta a la misma hora todos los días. Incluyendo los fines de semana. Esto programa tu reloj interno. De otra manera, estarás medio despierto cuando deberías estar durmiendo. O peor, medio dormido cuando deberías estar despierto (bostezar en una reunión es embarazoso). El truco está en ir a la cama todas las noches a la misma hora. Si necesitas reiniciar tu ciclo de sueño en un día, deja de comer 16 horas antes de la hora que te quieres despertar.

Bebe mucha agua. La deshidratación es una causa siniestra de fatiga porque lentamente se te incrusta. Si consistentemente bebes menos de 8 tazas de agua al día, te sentirás lento todo el tiempo. Consigue una botella de agua de 32oz. (1 cuarto, 4 tazas). Tu meta es vaciar 2 botellas de estas al día. Inténtalo por una semana y ve si tus niveles energía en general aumentan.

Usa la cafeína sabiamente. Café y sodas cafeinadas pueden aumentar tu estado de alerta, pero ten cuidado al dejar que esto se convierta en habitual. La tentación de beber más café para obtener más energía será fuerte. Eventualmente te ahogarías en 5 expresos dobles al día solo para funcionar. Beber café temprano en la mañana para evitar el insomnio hará peor el siguiente día. Usa la cafeína con moderación. El café provee un disparo de energía, pero también puede convertirse en una dependencia contra productiva.

Evita las bebidas energizantes. Las bebidas energizantes proveen un aumento instantáneo de hiperactividad pero siempre terminan en un desplome. Son como las tarjetas de crédito – estas gastando la energía del futuro para recibir energía a corto plazo. El déficit de energía resultante empeora hasta que llegas a la quiebra de energía.

Come alimento bajo en glicemia (bajo en carbohidratos ó complejo). Cambia el carbohidrato malo (azúcar), por el buen carbohidrato complejo (de bajo índice en glicemia). Los carbohidratos con índice alto en glicemia hacen que el azúcar sea digerida fácilmente en tu cuerpo. El resultado es un aumento de energía seguido de un desplome bajo en azúcar.

Alimento con un alto nivel de glicemia incluye evitar pan blanco, comida con niveles altos de azúcar (como sodas). Alimentos bajos en glicemia (los de carbohidratos buenos) incluye frutas y vegetales, granos (como pan integral), comida baja en carbohidratos (como carnes), y pasta.

Come más fibra soluble. La fibra soluble es la que desacelera la taza de absorción de azucares. Mantiene tus niveles de energía previniendo que el azúcar suba y se desplome. Por cierto, la fibra insoluble es la que previene la constipación. No te preocupes demasiado sobre que tipo de fibra ingieres – ambas son buenas para ti. Rota más hacia fibras altamente solubles en tu dieta como nueces, granos, frutas, hortalizas (vegetales), habichuelas y avena.

Toma tu vitamina C. Consigue una dosis diaria de frutas cítricas (jugo de naranja en la mañana) o vitamina C en tabletas. Estudio tras estudio demuestra la correlación entre al acido cítrico y la deficiencia de la fatiga crónica. La vitamina C también ayuda a absorber mas nutrientes de los alimentos.

Huele cítricos. Adicionalmente a la vitamina C, la esencia de cítricos, (como naranja, limón y lima) estimula el estado de alerta. Así que báñate en esa esencia de limón que tienes por ahí.

Cubre la vitamina B. La vitamina B cubre una variedad de funciones corporales, pero la mayoría de estas están envueltas en el proceso de convertir la azúcar de la sangre en energía usable. Para asegurarte de que obtengas el monto apropiado de vitaminas B, come una dieta balanceada.

Deja de fumar. Ex-fumadores frecuentemente reportan un aumento de energía de 2-3 cuando dejan de fumar. La nicotina afecta tu sueño, así que no puedes dormir bien. Esto te pone de mal humor, frustrado y cansado al siguiente día, lo que te lleva a fumar más. Es un vicio cíclico de agotamiento de energía.

Juega para relajarte. Jugar un juego mantiene tu mente trabajando (contrario a ver televisión), pero no te lleva al agotamiento estresante del trabajo. Así que ¡adelante! juega un breve juego de Scrabble en Facebook, pero mantén un estricto límite de tiempo si no quieres que tu jefe te llame la atención.

Come menos pero con más frecuencia. Come de a poco a través del día. Comiendo de a poco pero con más frecuencia mantendrás una dosis continua de energía en lugar de experimentar coma alimenticia. Pero no comas comida chatarra cargada de azúcar y grasa, ya que obtendrás una explosión breve de 30 minutos de hiperactividad, seguido de un desplome que te debilitará.

Disfruta de una taza de Té. En un estudio reciente los investigadores de University College London notaron que beber una taza de té de 4-6 veces al día reduce los niveles hormonales de estrés en tu cuerpo. Los resultados del estudio sugieren que “beber té negro puede acelerar nuestra recuperación de una vida diaria de estrés.”

Salpica tu cara con agua. Dejar que el agua fresca te limpie la cara de estrés y sucio del día. También podrías saltar a una piscina o tomar una ducha para sentir el mismo efecto. Bañarse estimula el sistema circulatorio y el metabolismo. ¡Mójate para sentir más energía!

Párate, estírate y respira profundo un par de veces. Estira tus brazos, espalda, piernas y cuello. Respira profundo por la nariz, sostén el aire, y déjalo salir lenta y forzosamente. Repítelo esto varias veces. Esto tomará 30 segundos y te brindará resultados instantáneos. Cuando te vuelvas a sentar, obtendrás la claridad, sentimiento de frescura y el poder necesario para pasar a través de la dura/aburrida tarea en frente de ti.

Organiza tu mundo. Cuando tu mundo está organizado, no tienes que invertir energía mental rastreando un millón de cosas. Escritorio organizado = menos estrés = mas energía.

Busca el lado brillante de la vida. Una alegría general y panorama optimista en la vida mantiene tu energía en niveles altos. Si, lo peor que puede suceder en realidad podría ocurrir, pero preocuparte demasiado solo drenará tu energía. Busca lo positivo en toda situación y no estarás tan cansado.

Toma unas mini-vacaciones. Toma un día y haz lo que deseas. Sin trabajo, tareas, ni mandatos. Disfruta el día completo de tus vacaciones, luego vuelve al trabajo más motivado y energético.

Come un desayuno que satisfactorio y una comida ligera. Una comida pesada, especialmente una con mucho carbohidrato o grasa (como un combo de hamburguesa) te golpeará tan pronto vuelvas a la oficina y te producirá pereza hasta el final del día. Mejor come un desayuno grande. Te proveerá la energía que necesitas para el día al momento que tu cuerpo más lo necesite. No solamente evitaras el coma alimenticio de las tardes, el desayuno grande te hará mas productivo en la mañanas. Doble victoria.

Elige proteínas sobre grasa o carbohidratos. Alimento con proteína magra (baja en grasas) ayudará a que te sientas lleno por más tiempo. También previene los picos de azúcar en la sangre, dándote más energía estable. El alimento de proteína magra incluye pescado y otros alimentos marinos, cerdo magro, o pechuga de pollo “carne blanca”.

Deshazte de unas pocas libras. Las cosas que haces para bajar de peso – ejercicio, beber agua, evitar el azúcar simple – son cosas que también tienen un efecto positivo en tus niveles de energía. Mejor aún, la pérdida del exceso de grasa provee un aumento en la energía de por sí. Te sentirás “más liviano” y las cosas que suelen quitarte el aliento parecerán más fáciles. Perder peso provee un doble impacto en el aumento de tu energía.

Pero ten cuidado con las dietas de moda. Cortar calorías de más (energía que tu cuerpo necesita) rápidamente te hará sentir más cansado. Da pequeños pasos y haz un cambio de estilo de vida, así podrás perder grasa todo el tiempo.

Escucha melodías mientras trabajas. Es bien conocido que nuestros centros de placer en el cerebro se encienden cuando escuchamos música. Ponerte los audífonos y escuchar cualquier tipo de música que te guste mientras trabajas te dará un aumento de productividad.

Comienza a ejercitarte. Si tienes una vida bastante sedentaria, la idea solamente de comenzar un programa intenso de ejercicios es exhausto. Pero si comienzas despacio, literalmente dando un paso a la vez, puedes ir de ser sedentario a convertirte en un buen corredor. Muévete, hacer ejercicio aumentará tus niveles de energía todo el día.

Elimina el estrés. El estrés te drena. Vale la pena, más cuando te encuentras en un plazo de entrega de algún proyecto grande. A veces es simplemente un desperdicio de energía.

“Algunas cosas en nuestras vidas simplemente nos causan más cansancio que otras y tienen menos valor. Identifícalas y elimínalas. Tendrás mas energía y mucho menos estrés” dice Leo.

Ten más sexo. ¡Hablando de una avalancha de endorfina! Si mantienes esas endorfinas fluyendo constantemente, obtendrás más energía natural y más vitalidad en tus pasos.

Más gimnasio en las mañanas. Muchas personas van al gimnasio después del trabajo. Trata de ir al gimnasio en la mañana en lugar de tratar de obtener energía durante todo el día. Seguro, tendrás que levantarte una o dos horas más temprano, pero obtendrás ese tiempo en las noches. Ese ejercicio en la mañana pone las endorfinas a fluir, lo que te mantiene feliz y productivo el resto del día. Al ejercitarte en las mañanas en lugar de las noches, inviertes el mismo en el gimnasio, pero le agregas el beneficio de tener más energía en el trabajo.

Purga las tareas de bajo-valor de tu lista de “Cosas por hacer”. Si tienes una ridícula y larga lista de cosas por hacer que parece imposible de lograr, necesitarás deshacerte de las tareas basura con las que no deseas/necesitas lidiar. O delegas esas tareas, las mueves a una segunda lista “buena pero no crítica”, o simplemente admite que probablemente nunca vas a terminarlas y muévelas a una lista “tal vez/algún día”. Disminuyendo tu lista “Cosas por hacer” a lo más critico, las tareas que debes hacer te darán energía para noquear esas obligaciones.

Evita el cocktail al medio día. Si quieres funcionar en las tardes, evita el alcohol en el almuerzo. Aun sea una cerveza. Te tomará horas para recuperarte de los efectos sedativos del alcohol, matando el resto de tu tarde.

Hazte masajes. Floja esos músculos apretados y te sentirás mas relajado. Más relajado significa más feliz. Intercambia un breve masaje de hombros con un compañero/a de trabajo después del almuerzo para obtener beneficios adicionales el resto de la tarde.

Vístete bien. Sentirte bien contigo mismo es una manera mágica de darte más energía. Pon un poco más de esfuerzo en verte mejor en el trabajo y recibirás cumplidos de tus compañeros de trabajo que te harán sentir mejor – y más energético.

No bebas para dormir. El alcohol evita que tu cuerpo entre en un sueño profundo, así que aunque obtengas las mismas horas de sueño, no te sentirás descansado. Limita el alcohol horas antes de ir a dormir para tener un buen sueño.

Solicita un examen de tiroide a tu doctor. Si estas crónicamente fatigado, puede ser síntoma de hipotiroidismo. Esto sucede cuando no se produce suficiente hormona tiroide, la fatiga es uno de los síntomas. Visita el doctor si has estado cansado por mucho tiempo y tienes mucho que no te has chequeado.

Haz caminatas al aire libre. Salir a respirar aire fresco, cambiar de escenario y una pequeña caminata hará que tu sangre fluya haciendo maravillas para tu estado de ánimo y motivación. Ver el sol es una señal para tu cuerpo de que todavía no es tiempo de ir a dormir. Haz una caminata al aire libre para aclarar tus pensamientos.

Baja tu presión sanguínea. Además de ser un factor de riesgo para un ataque al corazón, la presión alta te hace sentir fatigado. Si no has visto tu doctor últimamente, ve y chequea tu presión sanguínea.

Rota a yogurt en tu dieta. E yogurt con cultivos vivos mantiene tu sistema digestivo limpio, lo que ayuda a tu cuerpo a absorber todos los nutrientes de tu comida. Esto te hace más saludable y energético. El yogurt es también una merienda baja en grasa.

Ríete. La risa es una medicina genial para el agotamiento. Asegúrate de reír regularmente para mantener en alto tu estado de ánimo. Busca de gente graciosa o suscríbete a un correo electrónico diario de chistes.

Agrega más ejercicios cardiovasculares a tu rutina en el gimnasio. El aeróbico hace que tu sangre bombee. Se crea aguante y resistencia, lo que es útil para triatlones y reuniones departamentales sin fin.

Haz yoga. El estiramiento, movimientos lentamente controlados, y enfoque en la respiración, reduce tensión y estrés. Los beneficios incluyen mejor sueño, sentirse más relajado y estar mentalmente agudo.

Come huevos. Cuando las personas comen huevos (proteína) en el desayuno, contrario a los bagels (carbohidratos), se sienten con más energía y comen menos en la próxima comida. Las proteínas te hacen sentir satisfecho sin sentirte harto, y proveen un flujo constante de energía a tu cuerpo (al contrario de los altos y bajos de los carbohidratos). Los huevos son buenos para el desayuno o como un extra para la ensalada.

Toma un buen sueño en las noches. Necesitamos de 7-8 horas de sueño para sentirnos enteramente descansados. Dormir menos de 6 horas en las noches consistentemente crea “debilidad de sueño”, de la cual es difícil recuperarse. Si estas durmiendo lo suficiente, debe tomarte hasta 30 minutos para caer dormido. Si te estás durmiendo tan pronto tu cabeza toca la almohada (o mientras estas sentado en tu escritorio), estas teniendo síntomas de privación de sueño.

Toma Ginseng. El Ginseng es bien conocido por tener propiedades de aumento de energía. Es un adaptogeno, lo que significa que crea resistencia al estrés y aumenta tu energía. Un suplemento de Ginseng o una bolsa de té con Gingseng te pueden ayudar a mejorar tu energía.

Socializa. Apaga el internet y sal a socializar con amigos. Los humanos son animales sociales, y necesitamos socializarnos regularmente para mantener nuestra energía y salud a pico.

Párate en tus pies. Empuja hacia arriba y hacia abajo tus pies. Esto estimula tu sistema circulatorio, el cual envía el oxigeno y energía (glucosa) tan necesitado a todo el cuerpo. Estarás más agudo y con mas energía. Puedes hacerlo ahora mismo.

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lunes, 3 de mayo de 2010

3 DE MAYO DIA INTERNACIONAL DE LA LIBERTAD DE PRENSA

3 de Mayo

"Día Mundial

de la Libertad de Prensa"



La iniciativa para promover el Día Mundial de la Libertad de Prensa partió de la Conferencia General de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). Se eligió esta fecha para conmemorar la Declaración de Windhoek, Namibia (África) para el "Fomento de una Prensa Africana Independiente y Pluralista". La resolución de 1991 titulada "Fomento de la libertad de prensa en el mundo" reconoció que una prensa libre, pluralista e independiente era un componente esencial de toda sociedad democrática. La Conferencia General invitó al Director General de la UNESCO a que transmitiera a la Asamblea General el deseo expresado por los Estados miembros de la UNESCO de que el 3 de mayo se proclamara "Día Internacional de la Libertad de Prensa". Así, la declaración fue aprobada el 3 de mayo de 1991. El 20 de diciembre de 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas, por recomendación del Consejo Económico y Social, reconoció el día al declarar el 3 de mayo Día Mundial de la Libertad de Prensa (decisión 48/432).

"Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión."



Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

PROCESO:TV AZTECA DEPORTES EN DECADENCIA, SEGUN JOSE RAMON

La claudicación de TV Azteca

Beatriz Pereyra



MÉXICO, D.F., 29 de abril (Proceso).- TV Azteca se rindió ante Televisa, resume José Ramón Fernández, quien durante tres décadas fue cabeza del área deportiva de la televisora del Ajusco. Dice más: Televisa es dueña de la Selección nacional, de equipos de futbol y, lo que resulta muy peligroso, de casas de apuestas. Alejado de la televisión abierta, empujando proyectos en la cadena estadunidense ESPN, el comentarista habla de poner fin “al duopolio” de las televisoras, considera que los deportes en TV Azteca “se fueron al caño” y lamenta que el técnico nacional Javier Aguirre “esté secuestrado” por la empresa de Emilio Azcárraga



El Mundial de Alemania 2006 no pudo ser mejor para Televisión Azteca: invirtió 34 millones de dólares –18 millones en el pago de derechos de transmisión, que se dividió con Televisa y SKY, y 16 millones en gastos de producción– que le generaron ganancias por 55 millones de dólares.

Cuatro años después, quien durante más de tres décadas fue el líder de deportes en la televisora, José Ramón Fernández, augura una estrepitosa caída en la audiencia y en las ventas por la sencilla razón de que el “gancho comercial” llamado Los Protagonistas es otro producto, ya sin calidad, mancillado por comentaristas deportivos “bufones” y porque TV Azteca está rendida ante la otrora rival, Televisa.

A diferencia de otros Mundiales, en Sudáfrica 2010 José Ramón no tendrá un kilométrico y espectacular estudio dentro del Centro Internacional de Prensa, el famoso IBC. Junto con el equipo de la cadena internacional ESPN transmitirá desde la Plaza Mandela. A la distancia, lamenta cómo los deportes en Televisión Azteca “se fueron al caño” y, de lejos, ve cómo Televisa “se ríe”.

–Sudáfrica será el primer Mundial en el que usted no estará en Televisión Azteca. ¿Cuál es su pronóstico?

–Para la empresa, mientras tengas números negros estará bien porque los juegos serán en horas no comerciales: de madrugada, en la mañana o a mediodía, y no afectarán la programación de triple A. El resumen de la noche es lo único que está en horario prime time, es decir Los Protagonistas, que era el programa que realmente generaba los ingresos durante la Copa del Mundo.

“Cuando nació, en México 86, aunque aún éramos del gobierno, fuimos muy superiores a Televisa. Lo mismo en el 90, aunque nos vetaron; igual en el 98. Tal vez ellos nos ganaban en los partidos porque gritan más o dicen más tonterías, pero desde 86 los anunciantes se fijaron, más que en los ratings, en la credibilidad de quienes hacíamos Los Protagonistas, porque el programa era familiar, con buenos comentaristas y analistas y la presencia de Andrés Bustamante.

“Los clientes no pensaban si Televisa tenía un punto más o uno menos; el gancho era Los Protagonistas. El mundial dura un mes, pero hay días sin partidos. Entonces necesitas resúmenes más sólidos, con más entrevistas y mejores comentarios.

“Hoy Televisa y Azteca se copian, hacen los mismos resúmenes. A Televisa les sale un poco mejor porque tiene más dinero y a la Selección nacional la tiene secuestrada. Azteca deportes no existe, es un apéndice de noticias. Me imagino que las ventas no andan bien y no se sabe ni cuánta gente llevará y si hará todo desde Sudáfrica, porque si hoy se ahorra dinero y no manda comentaristas a narrar ni a Chiapas o a Ciudad Juárez, lo hace desde su estudio. En el mundial muchos partidos los harán desde el estudio, y el resumen del día será su parte importante.

“Lamentablemente le seguirán llamando Los Protagonistas. Por honradez, por misericordia, deberían quitarle ese nombre. El nombre fue un éxito, vendía, pero creo que ya no, la gente es otra. Tengo a un amigo ahí, Luis García, le deseo suerte, pero esto es un problema de los ejecutivos de Azteca, que son muy malos.”



Bufones para narrar



Se le pregunta a José Ramón si Ricardo Salinas es ajeno a ello o no le importa la calidad de la información deportiva que transmite su empresa televisiva.

“Salinas está enteradísimo de todo, más del dinero. Cuando hacíamos un evento grande nos pedía que saliéramos con los de comercialización a venderlo. Nos reuníamos con los grandes empresarios y lográbamos ventas históricas. Los Protagonistas es un producto poco vendible ahora. La última decepción que tuve en Azteca fue cuando Mario San Román (el director general) me dijo que necesitábamos comentaristas bufones. Me quedé helado.

“Me explicó que Televisa había hecho un sondeo que decía que El Perro Bermúdez era el que marcaba más alto porque hace más chistes y bufonadas. Dije: ‘¿Cómo un bufón?, eso no va con nosotros, sólo que ponga a Ponchito (personaje de Andrés Bustamante) a narrar’.

“En esa junta estaba Salinas Pliego, y San Román me dijo: ‘No, alguien que tenga frases como las que dicen ahora, las tonterías, a la gente le gusta eso; aunque México no gane quieren ver como si ganara’. Yo le decía: ‘¿Cómo puedo decir que está jugando bien si lo hace mal?’. ‘No importa, tu dilo’. Eso me hizo sufrir, me desesperó. Terminé con divertículos, operado. Después de que salí, aparecieron los comentaristas bufones.”

–Si ya no hay calidad y la programación la hacen bufones, ¿las empresas seguirán anunciándose?

–El cliente es inteligente y no le apuesta a lo que sea, cuida el dinero, busca nichos donde su producto se vea que son los resúmenes, los partidos de México, la inauguración, pero no la final, porque no está México. En este caso va a vender mucho más Televisa, a pesar de que tampoco tiene calidad, porque antes tenía un rival de alta calidad al que enfrentar y que le ganaba. Doblamos muchas veces al monstruo, y ahora Televisa se ríe porque no tiene competencia. Ellos van tranquilos.

“Televisa maneja todos los hilos de la transmisión. Si hay tres unilaterales (cámaras fijas colocadas en un estadio de futbol), Televisa siempre tiene dos y Azteca una. Se ponen de acuerdo en tantas cosas que no existe la competencia directa, fuerte, como con nosotros que éramos profesionales y había un odio especial a la empresa de enfrente porque nos mancillaba, nos vetaba. Entonces luchábamos con ideas, no gastábamos a lo desesperado.

“Ellos creen que gastamos más que ellos, jamás fue así. Bueno, al Mundial de Alemania fueron muchas personas que no tenían nada a que ir, pero se colgaban de los viajes y hacían fiestas para los patrocinadores, para los mexicanos, y borracheras espectaculares donde jugaba la Selección.”

–Después de haber sido el líder de los deportes durante más de 30 años, ¿cómo se siente al ver el producto que hoy ofrece TV Azteca?

–La información deportiva en Azteca tiene un nivel muy bajo. La dirección de deportes ya no existe, el compromiso tampoco. Antes había que batirse en serio contra Televisa, que siempre quería más metros de estudio o quería hacer lo mismo que nosotros.

–¿Por qué no se respeta la información deportiva en TV Azteca?

– Porque los deportes los cuidaba yo, no Ricardo Salinas. Yo pedía los presupuestos, ayudaba a vender para que la empresa ganara, difícilmente en Olímpicos o un Mundial perdí dinero. Ahora el pastel está bien repartido. Televisa lleva las de ganar porque, además, sólo en México arranca el Mundial un año antes. Acabo de regresar de Europa y en España, Italia, Francia todavía no se habla del Mundial, están metidos en sus ligas, por ahí se cuela un anuncio, la Champions termina el 22 de mayo, tendrán siete días de vacaciones y luego el Mundial. Aquí la Selección estará 60 días concentrada.



La salida del canal del Ajusco



Si era tan rentable, ¿por qué se deshicieron de usted? –se le pregunta a José Ramón.

–En un Mundial hay tal presión de tanta gente que se mete y opina. Me presionaban mucho para saber a quién llevaría, porque Televisa lo quería saber. Yo lo escondía o mentía hasta donde podía. A los de enfrente les molestaba perder con José Ramón y su grupo. Lo fueron desbaratando hasta que llegaron a un acuerdo y dijeron: “No más, se acabó”. Yo dije: “Pues adiós, ahí nos vemos”.

–¿Confirma que TV Azteca y Televisa negociaron su salida?

–No creo que la negociaran. En Azteca ya tenía demasiados enemigos internos. Uno cree que están afuera, pero están dentro. Hay ejecutivos que no me querían porque yo era el único ejecutivo que salía en televisión. Yo daba la cara, criticaba, me vetaban, me regañaban y ahí seguía, y luchaba para que en el futbol mexicano se hicieran mejor las cosas. Narré fracaso tras fracaso de la Selección nacional. Luego dijeron: “Ya se fue José Ramón, borremos todo lo que fue él. No existe, hagamos como si no hubiera existido”.

A Televisa le gusta competir, pero sólo si gana. Vivimos un duopolio, lo saben los diputados y senadores, el presidente de la República, y ahí siguen. Tiene que pasar algo, ya; que haya más canales, que se pulverice el futbol. En España una televisora tiene el Mundial y lo comparte, pero otras tienen la Champions, otras la liga, otras la Eurocopa. Se van repartiendo, y aquí siempre es la misma.

“Nunca pude conocer a Eriksson. Javier Aguirre ha cambiado, ni siquiera habla con nosotros. No contesta su teléfono, quedé como el malo. Te hacen ver como el malo, el que no quiere a México. Claro que lo quiero, pero más allá del futbol. La patria no está en 11 pares de botas.”

–¿Quedó marcado como un comentarista negativo con el que no conviene hablar?

–Sí y todo lo que me rodea. Me da tristeza saber que hay partidos del Mundial que yo narré o Juegos Olímpicos a los que ahora les ponen una voz encima; ni siquiera mi voz es respetada. Mira, en la Copa Confederaciones 2005 tenía en exclusiva la nota de los jugadores dopados (Salvador Carmona y Aarón Galindo) y me dijeron (Mario San Román) “por ningún motivo la pasas”.

“Se la tuve que dar al Reforma y a una estación de radio. Otro ejemplo: invité a Javier Aguirre a narrar. Le hice un contrato para algunos partidos de México en Juegos Olímpicos, Confederaciones y el Mundial por 150 mil dólares. Televisa se enojó porque él estuvo con nosotros en la transmisión del partido México-Brasil; además (el consorcio de avenida Chapultepec) no pudo llevar a un comentarista de ese nivel porque Hugo Sánchez estaba ocupado. Entonces dijeron: ‘No va por Azteca’.

“Por más que le rogué a la empresa que lo dejaran, mutilaron toda la transmisión y cada vez que Aguirre hablaba le ponían otra voz encima. Fue terrible para mí, fue un golpe. Y dije: ‘¿A dónde hemos llegado?’. Yo tenía que ir a las juntas con Televisa para que no nos perjudicaran (en la transmisión de los partidos), porque Azteca mandaba a cada baboso que no sabía nada. Entonces yo peleaba con Televisa, por eso me duele lo que pasa ahora.”

–Entonces, ¿su salida fue decisión sólo de Salinas Pliego?

–De él, pero por temor a que Televisa se fuera a enojar. Televisa es dueña de la Selección nacional, del entrenador, de los jugadores, de equipos de futbol, de las casas de apuestas que el gobierno les dio. En Italia, Alemania y Croacia ha habido escándalos por las apuestas, es muy peligroso. Se presta a todo que seas dueño de equipos de futbol que están en una bolsa de apuestas. Televisa es una empresa muy poderosa y Azteca se rindió ante ella.

“Ya estoy lejos de esas cosas que sacan de quicio. Estoy de acuerdo en que hay que arreglar a lo mejor el precio (de los derechos del Mundial, que para Sudáfrica costaron alrededor de 100 millones de dólares) para presionar a la FIFA; decirle ‘cobras mucho’, pero hasta ahí. No los contenidos, no la línea editorial –que hoy es ‘Ponte la verde, estamos en Sudáfrica’–, con la misma música, los mismos animales, los anuncios de pésima calidad, sin muchos líderes de opinión deportivos, sólo comentaristas que gritan y piensan que por eso son los mejores.”



“El Vasco” Aguirre



La reportera le pregunta al excomentarista de TV Azteca sobre su vieja relación con Javier El Vasco Aguirre, quien ahora ya ni le toma las llamadas.

José Ramón relata: “Cuando supe que venía, le hablé. Le dejé un mensaje diciéndole: ‘Estoy a tu disposición’. Sabía que iba a ser muy difícil, igual fue con Eriksson. Quería hablar con él de sus éxitos en Italia, de la selección inglesa, del futbol inglés, de los mexicanos allá; es uno de los mejores técnicos del mundo y aquí lo trataron muy mal.

“A Aguirre lo conozco, conocí a sus padres. Sin embargo lo secuestran, lo atrapan y le dicen: ‘Con esta empresa nada, con ésta sí”. Da conferencias de prensa, pero un tú a tú, por nada del mundo. Yo lo he criticado duramente por lo que dijo en España, por lo que dice ahora. Ha sido incoherente, ha caído en diferentes discursos.

“En principio despreció el futbol de México, no quería venir. ¡Ah!, pero no se lo puedes decir. Eso sí, le dio una patada a un panameño y tuvo que tomar el teléfono y que López Dóriga le pusiera una regañada. Me parece increíble para un tipo como El Vasco, él debería haberle dicho: ‘Vaya usted al carajo’, y colgarle. Pero como sabe que tiene un contrato y que de ahí sale el dinero, pues se queda callado.”

–Le toca en otra empresa sufrir los embates del duopolio, desde que les nieguen imágenes del futbol mexicano hasta no tener las ventajas de quienes pagan los derechos de la Selección. ¿Cómo recibe esos golpes?

–Me siento mal, impotente. Que el presidente Calderón haga algo, si ya se está haciendo la ley antimonopolios, que de verdad se acabe el duopolio. No puedes ser dueño de todo, de SKY, de canales, de la Selección nacional; tener exclusivas, manipular todo a tu favor, marginar, decir “tú no eres nadie”. Cada vez que hay Mundial es lo mismo: inflar a la Selección para que parezca espectacular, el cliente caiga y gaste dinero.

–Se deshicieron de casi todos los que trabajaron con usted.

–Tendrán que explotar su talento en otro lado. Tuve buena relación con Ricardo Salinas, pero cuando la gente tiene tantos millones de pesos cambia: al país lo ve diferente. ¡Vaya!, ni lo pisa. (Él) llega en helicóptero; vive en un mundo diferente, irreal. Estoy de acuerdo en que lo vivan ellos, pero los que están junto son unos simples servidores del gran millonario y se manejan como si fueran ellos.

“Soy un tipo difícil, controvertido. Dije cosas que no les gustan, pero cuando viene Televisa y te dice: ‘Te voy a dar el producto Selección nacional y la vamos a dividir. Tú vas a pagar tanto, pero yo voy a mandar’. Entonces, ¿para qué estamos ahí?, ¿para copiar lo que ellos hagan?”

–¿Ricardo Salinas ya no es su amigo?

–Yo lo sigo considerando, pero desde que salí no nos hemos visto. Conmigo se portó muy bien, fuera de la empresa era una excelente persona. Nos queríamos, decía que yo era su hermano mayor.

–Su amigo permitió que destruyeran los deportes en TV Azteca.

–Lamentablemente se fueron el caño. Ignoro por qué, si fue decisión de él o de alguien de abajo. Es una pena. Yo ya existía cuando llegaron ellos (cuando se privatizó Imevisión). Debíamos todo: el futbol o la Fórmula Uno la pagábamos tres años después, pero teníamos los derechos de Chivas, Tigres, Pumas, Monterrey, la NBA, la NFL.

“No éramos un desastre, ya habían nacido Los Protagonistas, habíamos hechos Mundiales y Juegos Olímpicos formidables. Éramos un grupo sólido, con talento. Después de que en Sydney masacramos a Televisa, ignoro por qué pero me nombraron director de Noticias. Me imagino que fue para sacarme de los deportes.

“Eso molestó a mucha gente, al que es hoy director de noticias (Ignacio Suárez), a quien yo, tal vez me excedí, llamé hijastro del padre Maciel porque prohibía que se hablara de ese tema (la pederastia y los Legionarios de Cristo en los noticiarios). En la mente de Televisa estaba quitar al equipo de José Ramón. Lo fueron despedazando, hasta que me fui. Todo fue borrado, pero no pasa nada. El mundo sigue, que Dios los bendiga.”

martes, 20 de abril de 2010

Rivera, otra vez enjuiciado por proteger a pederasta

Miércoles, 14 Abril 2010


Staff Puebla On Line
El cardenal Norberto Rivera fue denunciado de nueva cuenta en Estados Unidos por facilitar el abuso sexual de niños realizado por el sacerdote Nicolás Águilar, pues cuando estuvo a su cargo en la arquidiócesis de Tehuacán lejos de separarlo del cargo le procuró un cambio a parroquias del país vecino a pesar de saber de sus faltas contra la feligresía.
Así lo revela la revista Emeequis en un reportaje que da cuenta de la participación del jerarca en el “tráfico internacional” de sacerdotes con antecedentes probados de pedofilia para evitar su enjuiciamiento y el escándalo derivado del mismo.
La segunda denuncia contra Rivera fue presentada el 18 de junio de 2009 en la Suprema Corte de California, en la demanda se le inculpa de encubrimiento, negligencia y corresponsabilidad en el ataque sexual de al menos 26 menores de edad, por haber permitido el traslado de un sacerdote pederasta, Nicolás Aguilar, a la diócesis de Los Angeles, California, sin advertir a los fieles y a las familias de los menores de edad sobre los antecedentes de abuso sexual que existían mientras Aguilar se encontraba a su cargo en Tehuacán, Puebla.

Destaca en la acusación el papel central que se le otorga tanto a Norberto Rivera Carrera como al cardenal RogerMahony, titular de la diócesis de Los Ángeles, por no haber impedido que Nicolás Rivera siguiera cometiendo abusos.

De acuerdo con los argumentos de los abogados de la víctima, quien tenía entre nueve y 10 años de edad cuando sufrió los ataques sexuales, al no impedirle que siguiera ejerciendo el sacerdocio, ambos obispos propiciaron que Nicolás Aguilar estuviera en posibilidad de “identificar a potenciales víctimas de abuso sexual y a sus familias”, de manipular “su autoridad religiosa para que sus víctimas complacieran sus exigencias sexuales”, de inducir a sus víctimas para que siguieran permitiendo el abuso y de coaccionarlos para que no reportaran los incidentes a ninguna persona o a las autoridades.

La acusación fue presentada por el bufete jurídico de Jeffrey Anderson, que también intervino como abogado en la primera demanda presentada contra Rivera Carrera en Estados Unidos. En esa ocasión, septiembre de 2006, fue interpuesta por Joaquín Aguilar.
El juez Rolf M. Treu, que estará a cargo de la segunda denuncia contra el cardenal Rivera (caso marcado con el número BC416014), ya leyó algunos de los antecedentes proporcionados por la víctima.
Por ejemplo, se enterará del papel de Norberto Rivera Carrera: “El padre Nicolás Aguilar Rivera, un cura de la iglesia de San Sebastián Mártir, en el pueblo de Cuacnopalan, Puebla, agredió sexualmente a numerosos niños en 1986.
Cuando la comunidad se enteró de los abusos, un grupo de padres enfrentó físicamente al padre Aguilar. La policía conoció del incidente. Entonces, el padre Aguilar buscó la ayuda de su obispo, el cardenal Norberto Rivera Carrera, entonces titular de la diócesis de Tehuacán, Puebla. El cardenal Rivera facilitó el traslado del padre Aguilar a Los Ángeles, a pesar de las recomendaciones profesionales de que el padre Aguilar recibiera ayuda siquiátrica.
El demandante en este segundo caso es un ciudadano estadunidense que hoy tiene 33 años y que busca una reparación monetaria de parte de las autoridades de la Iglesia Católica en Estados Unidos y México por ocultar en forma deliberada la evidencia de los abusos sexuales previos cometidos por el padre Nicolás Aguilar, con lo que se evitó que las autoridades, otros sacerdotes, las familias y los niños pudieran tomar acciones preventivas.
“Avalaron con ello, dice la demanda, su conducta y le permitieron estar en posición de acceder a menores de edad, vulnerables, para que pudiera seguir cometiendo los abusos sexuales que había estado realizando por décadas”.

Y todo lo hicieron para evitar el escándalo, por secretismo y para cubrir a los sacerdotes, incluso a aquellos con un récord conocido de abuso sexual.

Responsabilizan a las autoridades de no haber cumplido con su deber de supervisar a Nicolás Aguilar, de no hacer caso de sus antecedentes criminales y de no proteger a la víctima, quien era un niño que acudía a su iglesia.
“El tráfico internacional de reconocidos curas pederastas entre California y Latinoamérica ha sido realizado por los obispos durante muchos años”.

Por ello, la demanda firmada por Jeffrey Anderson y Raymond P. Boucher concluye: “El padre Nicolás Aguilar es sólo un caso de una larga cadena de conocidos curas pedófilos que los obispos han enviado hacia Latinoamérica o han aceptado en Estados Unidos”.

Y es por eso que el cardenal Norberto Rivera será citado a declarar por segunda ocasión. La Secretaría de Relaciones Exteriores ya ha sido notificada por la Suprema Corte de California.

http://www.m-x.com.mx/xml/pdf/218/40.pdf

viernes, 11 de diciembre de 2009

MI VIDA CON EL NARCO

El presente testimonio es extraido de la edicion del 1 de diciembre de la revista NEXOS; no hay mas que felicitar al reportero quien narra con dignidad y valentia una travesía que cientos de periodistas sortean, en este pais, en ocasiones colocandose entre la espada y la pared...

Mi vida con el narco

El testimonio inédito de un reportero del norte del país cuya vida fue invadida por el narcotráfico

Uno
Estaba a cinco meses de casarme, acababan de ascenderme en el periódico y parecía que por fin había llegado la hora en que iba a poder vivir completamente del periodismo. Entonces comenzó una época que las autoridades llamaron “la guerra contra el crimen organizado”. Los primeros días no fueron malos. Creí que se presentaba la oportunidad de hacer grandes cosas. Tenía un nuevo equipo de trabajo, dispuesto a jugársela conmigo, y ese equipo me hacía sentir cierto liderazgo, algo halagador si trabajas con gente profesional que te tiene en cuenta para tomar decisiones y comenzar a actuar. Era la luna de miel, aunque la experiencia de mis antecesores me advertía que aquel periodo sólo duraría unos meses antes de que comenzaran los problemas que me harían aventar el cargo y hundirme en la soledad. Estaban equivocados. La luna de miel terminó mucho antes.
Duró exactamente una semana y terminó la tarde en que ejecutaron a Iván, un agente de la Policía Municipal que me pasaba información y dominaba el centro de la ciudad. Lo había conocido en mis tiempos de reportero en la calle, cerca de las ambulancias, las patrullas, el mundo de los oficiales. Iván conocía los nexos criminales de los jefes policíacos y las bandas, sabía la ubicación de tienditas y picaderos, y podía identificar para quién trabajaba cada puchador. Platicaba mucho conmigo, pero nunca me dejaba apuntar.

—Nomás te estoy platicando —decía—. No apuntes y allá tú si lo publicas.
Una tarde, cuando estaba por terminar mis labores, me avisaron que por la zona sur oriente de la ciudad un comando armado lo había ejecutado. El chofer de un camión alcanzó a ver cómo lo tenían hincado varios hombres con el rostro cubierto, gritándole que se había pasado de lanza y que por eso iban por él. Supe que lo habían asesinado por la información que pasaba, que la corporación policíaca a la que había pertenecido estaba infiltrada por criminales. Un compañero de trabajo me dijo:

—Las cosas se están poniendo calientes. Nos están diciendo que le bajemos de huevos.

—Está bien, chaparrito —respondí—. Pues entendimos el mensaje y ya.
Su muerte se perdió entre las 100 ejecuciones que se habían registrado en la ciudad a lo largo de 2007 y que duplicaban las ocurridas el año anterior. Al comenzar 2008 se había alcanzado esa misma cifra en sólo dos meses. A fines de marzo habíamos contabilizado 214 víctimas y yo había descubierto que mi nuevo empleo poseía grandes desventajas: el teléfono sonaba a cualquier hora de la madrugada, ganaba sólo un poco más de sueldo y tenía, en cambio, el triple de trabajo. Me pasaba el día encerrado en la oficina, extrañando las calles y la urgencia de la nota diaria, obligado a atender trámites burocráticos de la Gerencia, Recursos Humanos y Publicidad.

Pasaba el tiempo sintiendo que los días deberían tener 28 horas, porque 24 eran insuficientes.

Un día cualquiera de marzo de 2008, a las siete de la noche, me dirigí al estacionamiento del periódico. Pensaba cenar algo con mi novia y luego ir a descansar. Subí a la camioneta, encendí el motor y entró una llamada de un número desconocido. Luego supe que no venía de la telefonía móvil sino de la satelital. No supe si debía responder. Llevaba trabajando 12 horas seguidas. Al fin, me ganó la curiosidad. No fuera a ser una emergencia. Hoy asocio aquella llamada con un poema de Ungaretti:
Lejos, lejos

como a un ciego

me han llevado de la mano.
Contesté:

—Licenciado, un gusto saludarle, licenciado. Me recomendaron que hablara con usted para platicar de… bueno, es que, mire, pues nosotros no queremos problemas con ustedes, ¿sí me entiende, patrón?, es que queremos que nos echen la mano, porque son chingaderas lo que están haciendo con nosotros y pues no queremos actuar a la mala. A nosotros no nos gusta meternos con los que nomás hacen su trabajo, sabemos que nomás hacen su trabajo, pero también nos están chingando, les dicen que nos estén chingando y ya no sabemos cómo hacerle… ¿sí me entiende, licenciado.

Desde luego que lo entendía. Recordé que unos días antes un comandante de la PGR, que para variar fue ejecutado tiempo después, me había dicho que unos conocidos suyos querían hablar conmigo. La confianza que tenía con ese comandante no era tanta como para que se aventara a proponerme cualquier clase de complicidad. Apenas me había deslizado que alguien quería hablarme. Hice como que no entendí y le pedí, la última vez que nos vimos —pues comúnmente hablábamos por teléfono y nos mandábamos correos electrónicos— que me mandara a sus conocidos a la oficina para atenderlos.
No fueron a verme, pero optaron por el teléfono. En la primera llamada aquel sujeto me habló de su organización, La Empresa, con un código casi secreto. Habló de “los de enfrente” (así llamaba a sus rivales cuando estaba de buenas, porque de malas no los bajaba de hijos de la chingada), y habló también de mis colegas de otros diarios, a los que compraban con unos dólares a fin de que éstos omitieran algunos datos y les echaran la mano difundiendo rumores, o “quemando” a quienes ellos querían poner en el foco de atención de las autoridades.
—Nosotros conocemos cómo es usted para trabajar, patrón, por eso le pedimos que nos vayamos por las buenas, al fin que pues no le caería nada mal una ayudadita para su casa, su familia… nomás díganos, que ya sabe que estamos a sus órdenes, si tiene algún problema con alguien, si lo andan molestando, quien sea, nomás me dice y nosotros nos encargamos, sin que usted se manche las manos. Yo voy a buscar la forma de encontrarlo, de mandarle un mensajito, de unos cinco o seis mil dólares, es con lo que nosotros podemos apoyarlo, licenciado. A los que nos apoyan allá en Juárez o Parral o allá en Durango, o así, pues los apoyamos con menos, con unos cuatro, pero sabemos que usted es profesional y nos puede echar la mano… piénsela, patrón, yo lo busco mañana a ver qué me dice, a ver cómo nos podemos ayudar.

Pude distinguir que entre cada bulto de palabras el hombre aspiraba, tosía, bebía, fumaba, en ese orden. Se estaba metiendo toneladas de cocaína mientras hablábamos. A su alrededor se oían gritos, carcajadas, pláticas.

Respondí:

—Oiga no, no, no, no se apure. Le agradezco mucho la intención, pero usted sabe, son muchas broncas, en mi trabajo son muy delicados los jefes, así que no se apure.

Pero estoy a sus órdenes, amigo, nomás hábleme cuando se le ofrezca y vemos qué podemos hacer, con mucho gusto.

El hombre aspiró, tosió, bebió. Luego dijo:

—Pero no se apure, le digo que nosotros no nos metemos con los que no se tratan de pasar de lanza con nosotros. Yo sé que usted nomás hace su trabajo, por eso el jefe, de Juárez, ¿sí sabe quién es mi jefe?, pues mi jefe me pidió que le hablara primero yo, pero él le va a hablar para ponerse a sus órdenes, para que le diga lo que quiere, lo que necesita, y luego que él me diga yo me encargo de buscarlo, licenciado… Sin compromiso, de verdad, es sólo una compensación si nos echa la mano de vez en cuando.
El corazón me estaba latiendo a todo vapor, no sabía qué decir para desligarme de cualquier cosa que pudiera poner en riesgo mi integridad. Atiné a responder:

—No, mire, después uno se mete en problemas, ¿qué tal si alguna vez no le puedo echar la mano? ¿Se imagina? Me iban a andar correteando, hombre, y mejor para qué nos metemos en broncas, ¿no le parece? Dígale al señor que muchas gracias, que ahí estamos a la orden, estamos pendientes, nomás háblenme con tiempo para lo que se ofrezca, no se apuren.

—No, licenciado, es que me dijeron que le dijera… —y se oía que aspiraba, que fumaba, que daba un sorbo antes de continuar—. Es que el patrón me pidió que le dijera que nomás nos eche la mano, en lo que usted pueda, ¿verdad? No se sienta comprometido, ¿verdad? Nosotros sabemos que usted pues cumple con su trabajo como siempre, muy bueno, muy bueno, pero estas chingaderas de repente se ponen difíciles y pues ahí se necesita que nos echen una mano… Usted sabe, pues nomás a veces que les meta un chingazo a esos hijos de la chingada, o a veces que nos diga cómo anda el agua, que nos ayude, a veces se trata de nuestra gente y pues a veces no queremos que salgan los nombres o cosas así, ¿me entiende?

—Claro que sí, lo entiendo, pero le digo, cuando pueda echarles la mano con mucho gusto, y no se apure, ahí estamos a la orden —le dije, mientras trataba de descifrar su código, sin lograr hacerme del escenario completo de los problemas que enfrentaban ambas bandas.

—Gracias, patrón, yo lo busco más tarde o mañana para ponernos de acuerdo, para entregarle lo que le mande el jefe que anda en Juárez, pero en cuanto lo vea y que él me diga yo lo busco para ponernos guapos con usted. Y lo que se le ofrezca, no se apure, nosotros lo protegemos para que usted no ande preocupado.

No pude analizar lo que me habían dicho realmente, ni lo que yo había respondido. Traté de digerir lo hablado con esa persona que me llamaba patrón y licenciado, y era extremadamente servil y educada si no se tomaba en cuenta su voz aguardentosa y las aspiradas constantes que interrumpían la fluidez de su plática. Me pregunté: “¿Hasta qué grado te has involucrado?”.
De cualquier modo guardé el contacto en mi celular bajo el nombre de Juan. Pensé que me podría servir de algo tener un contacto de nivel dentro de la mafia. No tardé en agregar a mi agenda otro contacto, al que llamé Secretario, y uno más al que nombré La Empresa.

Había comenzado mi relación con el narco.



Dos
—Buenas, patrón, qué dice… Oiga, cómo vio lo de Parral, yo les pedí que lo regresaran por seguridad nomás, no quería molestarlo, una disculpa porque no quería que lo molestaran, pero estaba muy caliente por allá. De todos modos cómo la vio. Estos puercos hijos de la chingada nos levantaron a cuatro morritos, puros lepes, hombre, eran mi gente… pero hijos de la chingada les matamos a madre al cabrón que nos estaba chingando, ¡les partimos su madre para que sepan con quién se meten esos marranos! Aquí en Chihuahua tengo toda la información, si quiere ahorita nos vemos, para decirle como estuvo todo —me decía Juan por teléfono, mientras yo manejaba, el domingo 6 de abril, a las dos de la madrugada, por la carretera Parral-Chihuahua. A mi lado iba dormido mi compañero Pablo.

—Pues bonito susto me metieron. Yo nomás iba a hacer mi trabajo, pero sus muchachitos están cabrones, muy maleducados para hablar. Ahora vengo en la carretera todo asustado. Mejor mañana platicamos.

Faltaba más de una hora de camino y no pensaba llegar a Chihuahua para reunirme con un narco en plena madrugada. No después de viajar a Parral en forma urgente para cubrir una balacera que había dejado seis muertos. No después de que unos sujetos me hicieran volver con malas palabras.

—Como quiera, licenciado, nomás le quería pedir de favor que cuidara a mis muchachos, son puro jovencito que andaba jalando bien, nomás le encargo que no salgan sus nombres en los periódicos, ni las fotos. Por la familia. Se nos hace gacho por la familia —me decía aquel tipo de voz aguardentosa que de jefe, patrón y licenciado no me bajaba.
Agregó:

—Y dígame cómo le hacemos para entregarle el encargo, que aquí lo traigo, calientito, porque me pidieron que lo tratara muy bien. El patrón anda en Juárez, ahorita hablé con él y me dijo que le hablara, para que no se arriesgara por allá, y para darle lo que le dijimos.
—No’mbre, no se preocupe, después del susto nomás quiero llegar a dormir, mañana tengo jale muy tempranito, yo pensaba quedarme por allá en Parral pero pues ya me saltaron otras broncas. De todos modos estamos al pendiente, nomás avíseme.
El hecho de tener comunicación tan seguida con ellos comenzaba a preocuparme. Tuve más de 150 kilómetros de carretera oscura para ir pensando lo que había pasado. ¿Hasta dónde me estaba involucrando, hasta dónde llegaría la relación y hasta qué punto sería sostenible?

—Buenas, qué dice, patrón, ¿ya llegó a Chihuahua? —insistió Juan por el celular, que ya estaba casi descargado, poco después de las tres de la mañana.

—Apenas vengo llegando, compa. ¿Qué hay de novedades?

—Pues seguimos igual, licenciado. El jefe anda encabronado por lo que pasó, ya sabemos quiénes fueron, fue un pinche flaco pendejo de Durango que se metió para acá, que desde hace mucho anda chingando para meterse por acá, pero ni madres que lo vamos a dejar. Es un pinche flaco que se siente muy bule. Lo vamos a reventar al pendejo como le andamos reventando a su gente al güey; queremos quemarlo. Dice el patrón que si nos ayuda para quemarlo en los periódicos, en la internet, para que los pinches guachos vayan por él, a él sí lo dejan jalar en la sierra, en Durango, los tiene bien compradotes el hijo de la chingada…

—Mañana vemos ese pedo, ¿no? Es que ando bien fregado, ya necesito irme a dormir, me venía durmiendo en la carretera.

—Sí, señor, nomás le hablaba para decirle eso que nos pidió el patrón, pero de todos modos él mañana le habla, para ver si nos vemos por ahí, si quiere con un paquetito, con todo el kit, ¿sí le pone a esa madre?
Le dije que sí, que a veces le ponía, pero hacía un buen rato que no.
—Es que ando medio enfermo, pero mañana vemos ese pedo, a ver dónde nos vemos.

Pura madre, pensé. No me voy a andar drogando y menos con unos narcos. Comenzaba a pensar, por cierto, cómo tenía que hablar ante ellos. Por alguna razón, si ellos comenzaban a utilizar malas palabras yo les respondía de la misma forma. Nunca he sido mal hablado. Pero algo me hacía ponerme al mismo nivel. De cualquier forma, insistí, pura madre que voy a verlos, mejor que todo sea por teléfono.


Tres

Una madrugada, mis “amigos” me avisaron que en unos minutos iban a matar a determinada persona que andaba de “chapulín”, es decir, que dejaba su bando para irse con los rivales, ya fuera de vendedor, transportista o sicario. Era muy perturbador despertar en la madrugada con el sonido del teléfono, que yo siempre acostumbraba dejar con el volumen más alto para poder escucharlo, y venir a enterarme que alguien más, uno de tantos, estaba a punto de ser acribillado. Era demasiado para mi conciencia. No sabía cómo actuar. Tampoco a quién recurrir. Una noche me pidieron que me acercara a la carretera a Juárez, porque acababan de dejar a un encobijado. Me vendían la información como exclusiva. Tan exclusiva que yo podía enterarme de esa muerte muchas horas antes de que algún testigo le informara a la policía. El dilema era siempre el mismo: denunciar o no. Decidí que no me correspondía hacerlo. Mi trabajo de periodista se limitaba a dar cuenta de los hechos. Además, tenía claro que lo que estaba en riesgo era mi integridad. Más tardabas en denunciar que los criminales en darse cuenta. No era un cómplice voluntario. Era, simplemente, otra víctima del temor. Me sentía en riesgo al trabajar, al andar en la calle, al llegar a mi casa, al contestar el teléfono.

Decidí dejarlo sonar. No contestarlo más para dar por terminada mi relación con La Empresa. Compré un nuevo aparato, cuyo número le di a mis conocidos poco a poco. Y entonces vino un cambio. Me llegaron mensajes al periódico llenos de reclamos. De “patrón” y “licenciado” me convertí en “compa”. Y yo, que no podía explicar por completo mi actitud, porque los evadía, terminé por desesperarme. Vivía lleno de temor ante la posibilidad de tener un conflicto con La Empresa. Alguna vez me habían invitado a Puerto Vallarta “para platicar”. Pude excusarme alegando los preparativos de mi boda. El tiro me salió la culata, pues al enterarse de la fiesta quisieron ser “padrinos con lo que se me ofreciera”. Esos tiempos habían quedado atrás. Una tarde me llamó el hombre registrado en mi lista de contactos como Secretario, que ocupaba un nivel más alto que Juan.

—Oiga, ya bájenle, ¿no? ¿Cuánto les está pagando el ejército? Nos están poniendo una chinga, siempre contra nosotros, siempre nos acusan de todo, pero a los otros cabrones no les hacen nada. Hay otros cabrones que son los que traen todo el desmadre, nosotros sólo nos defendemos, pero de ellos no dicen nada, al contrario, como aquellos están arreglados con el ejército y ustedes también, a toda madre, nomás a nosotros nos traen jodidos.

—Espéreme, espéreme mi compa, no sé de qué está hablando.

—No se haga, son chingaderas: dice ese pinche general Juárez que somos unas cucarachas, pero cómo no dice eso de los que les pagan a los guachos en la sierra.
Ellos pasan cualquier chingadera por la sierra, pasan lo que sea en camiones enteros y nomás se arreglan en los retenes, allá en la carretera a Piedras Negras, en la de Guadalupe y Calvo, ¿cómo eso no dice el pinche general ese? Además, ésas no son palabras de un general, pinche viejo mal educado.

—Pues así son los generales, pero tiene razón, no son palabras de un general.

—Va a ver ese pinche general, ya le caímos a su gente ahí en la zona militar, y se lo va a cargar la chingada. ¿Y ustedes por qué lo hacen? ¿Quién les paga? Si es por dinero ya le dije que vamos a arreglarnos, mi compa. Porque es así o es por las malas, nosotros sabemos todo de ustedes, mi compa, tienen familia, sabemos dónde viven, qué hacen, con quién se andan moviendo…

—No, señor, ¿cómo que con quién me ando moviendo? Ni madre, yo sólo ando trabajando, pero está cabrón, todo les molesta. Si no son ustedes son los otros, está cabrón trabajar así. Ni modo, mejor mando el jale a la chingada y mándeme una lista para saber a quién puedo tocar y a quién no… ¿Sí me entiende? Si usted realmente sabe todo el movimiento, entonces bien sabe que nomás estoy haciendo mi jale.

—Mire, yo no soy como aquellos culeros que no respetan, yo si veo que nomás andan haciendo su jale está bien, conmigo no hay problema, aguanto los trancazos… pero no estoy tan seguro que usted nomás esté haciendo su trabajo, porque, oiga, ya son muchas, nomás para nosotros, y todavía dice que somos amigos…

—¿Y cómo quiere que le haga? Yo no entiendo ni madre, un día me habla usted, luego me habla Juan o La Empresa y me dicen una cosa, puras claves, es que no les entiendo, o sea no sé cuándo se están chingando a uno de los suyos, cuándo a uno de los otros… Está cabrón. ¡Y luego hablan del otro lado y amenazan con que nos va a cargar la chingada o el ejército también presiona. ¡Está de la chingada estar en medio! De perdida ustedes saben en qué andan metidos, pero yo no, y si no me quieren chingar ustedes son los otros, son los militares o los pinches policías, ¡nomás ustedes saben qué se traen!

Secretario no entendió la desesperación que le expresé a gritos cuando decidí jugármela con la verdad. Al contrario, tomó lo que dije como una ofensa. Me acusaba —según deduje cuando me puse a interpretar las conversaciones con él que me daban vuelta por la cabeza— de estar trabajando para el bando opositor o para el ejército, por lo que en mi ejercicio como reportero reflejaba nada más la versión de sus rivales. En realidad —y sólo yo sabía eso—, a la hora de escribir relataba lo que sabía, lo visto en el lugar de los hechos, lo que apuntaban las investigaciones, nunca suposiciones propias ni ataques a uno de los bandos en disputa.
Pero ellos no lo interpretaban igual. Tenían su propio código de comunicación. Leían las noticias según su conveniencia y, como el león cree que todos son de su condición, siempre pensaban que había algo detrás. Nadie, ni el reportero más avezado, es capaz de saber qué tan complejas son las historias que los narcos tejen en sus cabezas cuando cualquier información aparece publicada.

—Pues nomás le digo que nosotros sabemos todo de ustedes, dónde viven, dónde están sus familias, qué hacen. Piense en eso, mi compa, no se ande pasando de lanza.
Cuatro

Era natural que la cantidad de muertos, que rondaba los 500 hacia el mes de abril —luego de un año durante el cual se habían registrado más de dos mil decesos por ejecuciones—, dejara una huella profunda en la gente de las ciudades. Al final de cuentas eran decesos trágicos que marcaban recuerdos indelebles. Casi no había calles importantes, grandes avenidas, donde la muerte no asomara la cabeza. Cualquiera que caminara por esas calles recordaba por fuerza alguna ejecución. Una en aquel local, otra en ese restaurante, otra más en aquel estacionamiento.
El extremo del absurdo era que, aun con las calles patrulladas por el ejército, en todo el corredor norte de las drogas, en los estados fronterizos de México, los cárteles y sus células, lejos de desplomarse, se habían multiplicado.
Ahora los delitos comunes también eran atribuidos al crimen organizado y, para colmo, las bandas tenían agentes de relaciones públicas que, igual que lo hacen los partidos políticos, llamaban a los medios de comunicación para pedir neutralidad. Hablaban de parte del Chapo Guzmán, quien se sentía muy golpeado por tal periódico o tal televisora, o de parte de La Empresa, que veía a los medios muy cargados a favor de los de Sinaloa. Los medios de comunicación en poblaciones como Culiacán o Juárez tenían historias impublicables que sólo circulaban entre los reporteros de la fuente policíaca. Entre ellas, las de sus contactos con el crimen organizado, generalmente un mando de buen nivel encargado de opinar, declarar y orientar al reportero, tal como lo hacen los voceros de cualquier estructura de gobierno.
Valerse de los medios como estrategia política, eso fue lo que hicieron los narcos al avanzar en su lucha contra las pocas corporaciones oficiales que los combatían en serio. Siguieron también sus planes de relacionarse con reporteros, darles información y hacerlos cómplices aunque fuera de manera forzada.

—Ya sé quién dio el pitazo de lo que pasó en la mañana, mi amigo. Pero le marco y le marco y no me contesta —me reclamó Secretario una tarde, cuando había mandado una edición de lujo para el día siguiente, con la detención de tres integrantes de su banda. Para variar, me pidió modificar la nota. Lo hizo de muy mala manera. Se encontraba molesto.

—¿Ah sí? ¿Quién fue? —le pregunté.

—El hijo de la chingada es policía estatal y ya lo tengo ubicado. Anda por la carretera a Aldama. Por si gusta acercarse, en media hora le aviso dónde queda el cuerpo.

Cada vez se habían vuelto más descarados a la hora de informarme de cosas que no me importaba saber, al menos, no de forma tan adelantada.
Veinte minutos después, sonó el celular.

—Está en tales calles, con un dedo cortado metido en la boca para que se le quite lo pendejo.

Pensé: “Como si no se le fuera a quitar lo que fuera ya estando muerto”. Pero el chiste no me hizo gracia. La noticia anticipada de esas ejecuciones me retorcía la conciencia, como si yo hubiera sido el autor material. Me la retorcía aunque trataba de desligarme. La única solución era renunciar, pero no podía hacerlo en medio de la crisis, con un bebé en puerta y con la vida llena de obligaciones y responsabilidades.
A veces, al conocer el móvil de los crímenes, me daba coraje oír que la gente, alejada por completo del problema del narco, acostumbraba decir: “Pues si lo mataron debió ser porque andaba en malos pasos”. Esas palabras no me dolían por ellos, por los muertos, sino porque me aterraba la posibilidad de pasar por lo mismo, de ser la víctima, y de que a mis familiares fuera a llegarles la frase: “Pues si lo mataron fue por algo”.
Ese “fue por algo” llegó a retumbar violentamente en mi cabeza, hasta hacerme confrontar a todo aquel que lo pronunciaba. Me ganaba algunas críticas, por supuesto, por salir con mi cantaleta sobre cómo estaría la familia de la víctima, su esposa, sus hijos, sus padres, al tener la incertidumbre de por qué habría ocurrido la ejecución. No debemos juzgar, me repetía, porque sabía cómo se las gastaban quienes sin pudor alguno llegaban por uno y terminaban matando a tres. Era la pena de muerte, no aplicada por el Estado, sino por el crimen.
No había manera, sin embargo, de limpiar la memoria de los fallecidos. Era humana y matemáticamente imposible, pues la cantidad de muertos y la cantidad de los que sí estaban metidos en el narcotráfico convertían aquello en una empresa imposible de realizar.

Habían quedado lejos los tiempos en que yo era “patrón” y “licenciado”.

—Mire, mi amigo, me vale madre cómo le haga, pero no quiero que salga nada, ni el nombre ni el asesinato, nada, que no salga ni una sola noticia o de plano mañana tendremos que arreglarnos ya no como amigos. Yo no quería llegar a esto con usted, pero no hay de otra, dígale a su jefe lo que quiero o mañana mismo se los carga la chingada.
Fue una de las últimas advertencias. A Secretario le habían matado a un familiar, en una venganza. La víctima no tenía nada que ver con las actividades de su pariente. Me exigió que eliminara la información, que ocultara los hechos. Confieso: terminé por acceder. Y además lo hice sin respingar.

—Al cabo, al rato va a tener muchas noticias —me dijo finalmente Secretario.
Se refería a que, horas después de la muerte de su familiar, ubicó e hizo ejecutar a cuatro jóvenes, aparentemente responsables del asesinato.

Ser periodista en los peores días de la guerra contra el crimen organizado puede volverse asfixiante. La incertidumbre te mata. No es una lucha cuerpo a cuerpo, no es una batalla que uno pueda enfrentar. Es hallarse a merced de desconocidos que saben de uno mismo detalles sorprendentes. Es pelear contra nada, y luego detenerte a escuchar la voz de tu conciencia. Es temblar cuando suena el teléfono, y despertar por la noche con la frente llena de sudor. Es vivir espantado hasta de tu propia sombra. Por eso escribo este informe. Porque, pase lo que pase, quiero que mis familiares sepan que no, que yo no estuve metido en nada.



David Piñón Balderrama. Jefe de Información de El Heraldo de Chihuahua. Este relato forma parte del texto ganador del Premio Testimonio Chihuahua 2009.